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Hay un mal en el mundo que es la causa de todos los problemas, las guerras, el hambre, la delincuencia, el desamor, la traición, el desprecio, la desobediencia, el abandono y hasta enfermedades tanto físicas como emocionales. Mis queridos amigos me parece que tienen que estar imaginando a qué me refiero, sí amigo me refiero al amor al dinero.
Querido lector, por alguna razón el mismo Dios escribió en su palabra en 1Timoteo 6:10. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron trasasados de muchos dolores. Esto es una gran realidad, sólo analicemos querido amigo; cuando una persona tiene muchas riquezas, o puede que no tenga muchas pero esté bien aferrada a ellas, siempre vive con una agonía con respecto a estas riquezas o posesión económica, siempre se percatará que su riqueza este bien cuidada y bien guardada, vive con el temor de que alguien venga y se la quite; esto le trae como consecuencia problemas de sueño, por lo tanto esto le produce enfermedades, al pensar tanto en su dinero también le trae problemas emocionales y/o mentales, no confía en nadie, vive con temor de que alguien se acerque por interes, nunca piensa que alguien se acerca por aprecio sino por su dinero. Para cuidar de sus riquezas debe de buscar personas que lo reguarden y protejan de los delincuentes, quienes también por querer tener dinero fácil, buscan a los que más tienen para aprovecharse de ellos. Los hijos, de estas personas que aman el dinero, están dispuestos hasta a traicionar a sus padres sólo con la intención de quedarse con sus bienes. Los países pelean por adueñarse de las riquezas naturales y producir más dinero. El que tiene dinero desea tener más y más... y no le importa explotar al mas pequeño para obtener lo que desea y hacerse más rico. Los ricos aumentan sus riquezas a costa de los más humildes y necesitados, no les importa si alguien muere, con tal de que su dinero esté a salvo; mientras están ellos bien a los demás, que se los lleve quien los trajo.
Amigo aunque parezca feo, es la realidad, el mundo en qu estamos viviendo da pena, el hombre ha abandonado el verdadero amor por el amor al dinero, bien dijo Jesús: Sí, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios. Lucas 18:25. Querido lector, tengo en bien decirles que hay excepciones, hay personas que tienen riquezas y no las aman sino que las usan para el bien y en realidad es eso lo que Dios desea, él mismo se lo dijo al joven rico, le dijo que vendiera todo lo que tenía y lo diera a los necesitados.
Usted que esta tan aferrado a las riquezas, que ama su dinero más que a nada y/o nadie, le invito a depositar su amor en alguien que si vale la pena, ese es Jesús, haga sus tesoros en el cielo donde la polilla ni orín corrompen y verá las grandes bendiciones que les vendrán y lo mejor la vida eterna, recuerde que cuando used muera no llevará consigo nada, todo se queda y entonces de quién serán sus riquezas. Disfrute de la alegría de compartir. Cuenta una historia de un hombre que tenía a un hijo, no erán de una mala pocisión, sucede que en una noche buena, se acercó, a la casa, un niño mendigo pidiendo limosnas y el padre le dijo a su hijo, hijo anda dale a este niño un juguete de regalo de navidad, el niño fue corriendo a buscar un juguete y cuando se lo iba a dar al niño mendigo, el padre le dijo no hijo ese juguete no, dale un de tus mejores juguetes, el niño no quizo y empezó a llorar porque no quería dar uno de sus mejores juguetes, pero no le quedo mas que hacerlo y cuando lo hizo se le acerco al padre contento y brincando, le dijo papito cuándo volveremos a repetir este acto. El niño quedo emocionado de lo que sintió al compartir lo mejor que tenía. A esto nos manda Dios, a dar, desprendernos de las riquezas para aprender a no amarlas y así podamos ser sanos y salvos.
A continuación les mostraré una pequeña reflexión, sobre el amor al dinero, espero que sea de su enriquecimiento espiritual. Bendiciones.