La niñez es la etapa más indicada para incorporar hábitos alimenticios saludables. Si les ofreces a tus hijos comidas ricas y nutritivas desde pequeños, crecerán fuertes y sanos. Y lo mejor, sin darse cuenta, irán asimilando un universo de posibilidades a la hora de comer.
Cada vez son más los niños y adolescentes que sufren de obesidad. Según un estudio realizado por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (National Center for Health Statistics), los niños y adolescentes obesos están más propensos a convertirse en adultos obesos. El 80% de los niños que sufrieron de sobrepeso entre los 10 y los 15 años, se convirtieron en adultos obesos al cumplir los 25 años. Una investigación reciente demostró que si el sobrepeso comienza antes de los ocho años, ese niño tiene severas posibilidades de ser obeso de adulto.
Mejor prevenir…
Si bien pueden resultar alarmantes, estas cifras sirven para apreciar la verdadera importancia de la alimentación en los niños. Sin embargo, con tanta oferta de golosinas y de comida “chatarra”, inculcarles a los niños una alimentación equilibrada y balanceada puede resultar una misión imposible.
Para ello, la organización KidsHealth da los siguientes consejos:
1. Determina un horario para comer en familia.
2. Sirve una variedad de alimentos y refrigerios saludables.
3. Sé tu un buen ejemplo, siguiendo una dieta nutritiva.
4. Evita las peleas por la comida.
5. Involucra a los niños en el proceso.
Cuando los niños sienten hambre, es difícil convencerles de que tienen que esperar a que preparemos la comida. Probablemente, tomarán lo primero que encuentren en la alacena. Por eso, es muy importante que te anticipes y que respetes los horarios de las comidas. También, adelántate unos días y planifica lo que comerás cada día. De esta manera, no tendrás que salir a último momento a comprar algún ingrediente que te falta.
A continuación algunas sugerencias para ofrecerles una alimentación sana a tus niños:
- Haz que las frutas y verduras estén presentes en cada comida.
- Sirve por lo menos cinco porciones por día.
- Deja siempre sobre la mesa una fuente con frutas y verduras listas para comer. De este modo, cuando tus hijos tengan hambre, encontrarán una alternativa nutritiva al alcance de su mano.
- Ten en tu refrigerador otras opciones para el refrigerio: yogur, tallos de apio con mantequilla de maní o galletas integrales con queso.
- Cuando compres carne, elige siempre desgrasada.
- Incluye en tu menú pescado, huevos y frutas secas.
- Al comprar pan, elige aquellos que sean integrales.
- Ten diferentes variedades de cereales, para evitar que tu hijo se aburra comiendo siempre los mismos.
- Evita las comidas fritas y cocina todo al horno, en la parrilla o al vapor.
- Al comprar productos lácteos, escoge descremados o de bajo contenido graso.
- Aunque tus niños te lo pidan, evita llevarlos siempre a restaurantes de comida rápido.
- Instala en tu hogar la idea de que los snacks y los dulces son sólo para “de vez en cuando”. ¡No los elimines por completo, porque lograrás el efecto contrario!
- Acostumbra a tus niños a tomar agua y leche descremada, para que de a poco vayan limitando el consumo de gaseosas y bebidas dulces.