Vida al Natural

Eres tú de las personas que  viven para comer o que comen para vivir; comes por placer o por salud? El alimentarse significa encontrar los nutrientes necesarios para obtener la energía indispensable y poder así desarrollar las actividades diarias.

Muchos dicen que ser carnívoro puede ser contraproducente para la salud, que la dieta sana es aquella que está basada en vegetales, cereales y frutas. La sociedad puede llegar a tildar a aquellos que adoptan un régimen de este tipo como de locos.

La decisión de alimentarse depende de ti, pero es bueno conocer las ventajas y desventajas de algunos tipos de dietas que se adoptan para conseguir calmar el hambre o para nutrirse.

El ser humano es considerado calificado como omnívoro, es decir, que come de todo. Las personas que en forma habitual se alimentan de toda clase de comestibles  y que además han tenido algún proceso químico o mecánico, sufren desequilibrios por deficiencia de nutrientes, por exceso o por la combinación inadecuada de los productos y los sabores.

Al consumir  alimentos que están cargados de conservantes, emulsificantes, colorantes artificiales y otros aditivos aparecen en muchas enfermedades como: la diabetes, el cáncer, el colesterol y toda clase de trastornos cardiovasculares y del aparato digestivo.

Una dieta saludable es la que incluye todos los nutrientes, carbohidratos, proteínas, grasas y vitaminas, sin descuidar cómo se ingieren y las cantidades adecuadas. Si la variedad alimenticia forma parte del régimen, con seguridad que el organismo recibirá los nutrientes necesarios para un óptimo funcionamiento.

El vegetarianismo consiste en consumir únicamente productos naturales y de origen vegetal. Elimina la carne en cualquier forma y los productos de origen animal, como los huevos y los lácteos. La mayoría de personas que consume este tipo de alimentación se caracteriza por comer vegetales producidos por cultivos biológicos que prescinden de abonos químicos, insecticidas y aditivos.

Los vegetarianos explican que hay razones fisiológicas y anatómicas que demuestran que los humanos son herbívoros y frugívoros por naturaleza. Las principales son: la dentadura del hombre, que en cuanto al número de dientes, la disposición, la estructura y los movimientos maxilares son iguales a la de animales herbívoros como el orangután y el gorila, ya que pueden desplazar los molares de manera vertical y horizontal, adelante y atrás, mientras que los carnívoros sólo pueden hacerlo de manera vertical; así mismo, poseen caninos fuertes para desgarrar la carne.


Otro de sus argumentos es que el intestino del hombre es unas diez veces el tamaño de su estatura por lo que se demora más la digestión de la carne, en contraste con los carnívoros que tienen un intestino muy corto (unas tres veces el tamaño de su cuerpo) y eliminan rápidamente los desechos de la carne.

Algunas personas dicen que los vegetarianas tienen deficiencia en algunos nutrientes como los aminoácidos esenciales, la vitamina B12 y el hierro, que principalmente se encuentran en los productos de origen animal como la carne. Pero la realidad es que la combinación correcta de ciertos alimentos hace que no sea necesario el consumo de carne. Asegura que en la dieta vegetariana existen más de 10 mil recetas diferentes y deliciosas. La gente cree que ser vegetariano es aburrido, pero en realidad es muy rico pues se puede jugar mucho con los ingredientes y no se limita a uno solo como la carne.

Existe un grupo de personas que su dieta se sustenta en la búsqueda del equilibrio físico y emocional a través de la alimentación. La macrobiótica nació en el Japón y divide los alimentos en Yin y Yang.

Yang son aquellos que su energía es caliente como los cereales, legumbres, sal y verduras de raíz. Yin son los que su energía es fría, como el azúcar, la miel, los lácteos, las frutas, sobre todo las tropicales (banano, mango o kiwi), y verduras como la berenjena, el tomate y la remolacha.

Los macrobióticos eliminan el consumo de todos los productos refinados como el azúcar y el pan blanco, los embutidos, las carnes, los dulces industriales, las bebidas alcohólicas y los refrescos e introducen las algas marinas no como algo exótico si no como parte del menú diario.

Al igual que la dieta vegetariana aquellas personas que siguen con rigor este tipo de alimentación y no hacen una combinación adecuada de los alimentos, corren el riesgo de sufrir anemia, deficiencia de vitamina B12 y de hierro, ya que a excepción de algo de pescado, no se toma nada de proteína animal ya que, aunque en teoría están en el Tempeh (queso vegetal), en los fermentos de soja y en el alga Espirulina muchos de estos productos son insuficientes para algunas personas.


Una dieta balanceada para los omnívoros debe tener:

50 al 60 % del valor calórico total proveniente de carbohidratos simples: azúcar, granos y plátanos.
12 al 15 % de proteínas.

25 al 30 % de grasas con una distribución de:

- 10% de grasas saturadas, es decir de tipo animal que han sufrido algún proceso de industrialización, como la mantequilla.
- 10% de monosaturadas, como los granos y el aguacate.
- 10% de polisaturadas como el girasol, la soya, la canola y el maíz.
Un adecuado consumo de fibra.
6 gramos de sodio (sal) que de manera preferible se debe remplazar por condimentos naturales como el orégano, tomillo, laurel, etcétera.
6 a 8 porciones diarias de frutas.

Consumir una o dos veces a la semana carne blanca, una vez roja y el resto granos.

A continuación un vídeo sobre jugoterapia, disfrútenlo.

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