Rara vez se presentan casos de excesos de este micromineral en el organismo, en tal situación lo que ocasiona es un mal funcionamiento de riñones, desórdenes neurológicos y hepatitis.
La enfermedad de Wilson es la culpable de que desborden los depósitos de cobre en el hígado y en el cerebro. La carencia de cobre también es poco común y mucho más en personas que se alimentan de manera equilibrada, pero cuando sucede se producen diversos trastornos en la salud del enfermo como anemias moderadas a severas, edemas, desmineralización ósea, detención del crecimiento, anorexia y vulnerabilidad a infecciones.
El cobre es esencial para la vida, aunque no es muy común, la deficiencia de cobre se asocia con la anemia, neutropenia (reducción de glóbulos blancos), y anormalidades óseas, incluyendo fracturas; también bueno para el cabello y sistema inmunológico.
Los alimentos que más contiene cobre son los marinos, mariscos, ostras; también en el carnes orgánicas, como el hígado, granos enteros como nueces, pasas, legumbres (porotos y lentejas) y en el chocolate.
Otras fuentes son las papas, arvejas, carnes rojas, champiñones, verduras oscuras, frutas como la manzana, papayas, cocos. El té, el arroz, el pollo tienen muy poco cobre, pero proveen una cantidad razonable al cuerpo porque se consumen en grandes cantidades.
La cantidad de cobre que se encuentra en el cuerpo humano es entre 50 a 120 miligramos, probablemente sería como una cabeza de alfiler, pero eso no impide que este mineral lleve el cobre a todo el cuerpo para que funcione óptimamente.
El cobre defender la oxidación e impide la destrucción celular. Ayuda a huesos y piel, reforzando el corazón, defendiendo de fracturas. Cobre y hierro son la pareja perfecta, el cobre ayuda a convertir el hierro en su forma férrica.